os dejo una noticia de unos compañeros ke sinceramente le echan un par de huevos.
http://www.diariovasco.com/v/20120307/deportes/motor/tres-motos-clavos-esquis-20120307.html
Cuando Europa se congeló, tres motos salieron de Donostia rumbo al rally del hielo
Quien busca el frío, el hielo, la nieve, el sol que no calienta, los países donde no te dejan rodar en motos cuyas ruedas no estén claveteadas debe, tras haberse graduado en la concentración de Pingüinos, tirar para el Norte. La licenciatura del hielo los motoristas la suelen realizar en Elefantes, Alemania, pero el doctorado, ay, el doctorado, sólo lo consiguen aquellos que pueden dar cuenta cabal de que han llegado al Kristall Rally, una reunión de motards sólo apta para iniciados, que no se publicita en demasía, no alardea de nada y no pierde ni tiempo, ni energía ni calorías ni anticongelante en pancartas, pegatinas o premios a la moto más antigua o el piloto llegado de más lejos. Uno atraviesa carreteras, ríos y mares helados; uno rueda con máquinas a las que hay que adaptarles esquís y alimentarlas con aceite sintético de 5.40, el que se usa en las motos de carrera y con líquidos anticongelantes que prometen lidiar con temperaturas de menos 60. Uno, que conoce la frase norteña de que no existe el mal tiempo sino la mala ropa y el equipamiento inadecuado, viste el traje de klevar y la chaqueta de moto de invierno, ha introducido plantillas térmicas en las botas de moto-esquí y lleva guantes de enero sobre puños térmicos y manoplas. Además, protege su X Challenge con la capa ideada por Tucano para scooters que ruedan por ciudades siberianas.
Cuando el hielo suena
Uno piensa que lo ha leído todo sobre las normas de circulación de Noruega durante los momentos posteriores a los tres meses que el Norte más norteño vive sumido en esa oscuridad absoluta en la que el sol desaparece 24 horas sobre 24. Al salir del ferry en el que, precedidos por un barco rompehielos, han cruzado la lengua de mar congelado que separa Copenhague de Oslo, un policia inspecciona los clavos de las tres motos, la X Challenge 650, la GS 80 y la 1200 Adventure. Sin ellos hubiesen tenido que volver la grupa de sus monturas. No se circula en moto por Noruega en febrero sin ruedas claveteadas. Han avanzado tras quitanieves que no usan palas sino aspas de ventilación que prácticamente deshacen la nieve. Pero curiosamente el manto blanco que lo cubre todo no es lo peligroso, lo incierto, lo que te agarrota sobre el manillar. La nieve, siempre traicionera y de alma negra oculta un hielo atávico y ancestral, una costra inmensa y resbaladiza. Todo va bien mientras no escuchas el sonido de los clavos. En cuanto oyes el primer repiqueteo todos tus músculos se erizan porque es la señal de que la nieve desapareció y ¿qué rayos puedes hacer tú con tu máquina apoyada sobre decenas de tornillos que dan vueltas sobre una superfice que no ofrece agarre posible? El cuerpo entero se tensa. Tampoco sirven de nada los esquís que has acoplado a tu moto. En realidad, ni siquiera son de gran utilidad sobre la nieve. Bajos del todo, dejan a la rueda con la risa floja, como flotando. Si los elevas un poco resultan más interesantes. Más que nada para hacer macanudamente el gamba. Como en las pistas de arena de las competis de 'dirty track': tumbas, el esquí se clava y trazas ochos en la nieve... Sea como fuera, has llegado a Spigbester, 71º 10'N, 34º24'S, 25º50'E, 18º30' Oeste. Hay motos rusas, sidecars, Vespas capaces de lo infinito, Triumph y HP2 preparadas al límite legal. Llegaste a Kristall. Eres Joselu Azanza, Alberto Fdez Lommen y Alberto Romero. Cuando hace diez días saliste de Donostia, también nevaba.
http://www.diariovasco.com/v/20120307/deportes/motor/tres-motos-clavos-esquis-20120307.html
Cuando Europa se congeló, tres motos salieron de Donostia rumbo al rally del hielo
Quien busca el frío, el hielo, la nieve, el sol que no calienta, los países donde no te dejan rodar en motos cuyas ruedas no estén claveteadas debe, tras haberse graduado en la concentración de Pingüinos, tirar para el Norte. La licenciatura del hielo los motoristas la suelen realizar en Elefantes, Alemania, pero el doctorado, ay, el doctorado, sólo lo consiguen aquellos que pueden dar cuenta cabal de que han llegado al Kristall Rally, una reunión de motards sólo apta para iniciados, que no se publicita en demasía, no alardea de nada y no pierde ni tiempo, ni energía ni calorías ni anticongelante en pancartas, pegatinas o premios a la moto más antigua o el piloto llegado de más lejos. Uno atraviesa carreteras, ríos y mares helados; uno rueda con máquinas a las que hay que adaptarles esquís y alimentarlas con aceite sintético de 5.40, el que se usa en las motos de carrera y con líquidos anticongelantes que prometen lidiar con temperaturas de menos 60. Uno, que conoce la frase norteña de que no existe el mal tiempo sino la mala ropa y el equipamiento inadecuado, viste el traje de klevar y la chaqueta de moto de invierno, ha introducido plantillas térmicas en las botas de moto-esquí y lleva guantes de enero sobre puños térmicos y manoplas. Además, protege su X Challenge con la capa ideada por Tucano para scooters que ruedan por ciudades siberianas.
Cuando el hielo suena
Uno piensa que lo ha leído todo sobre las normas de circulación de Noruega durante los momentos posteriores a los tres meses que el Norte más norteño vive sumido en esa oscuridad absoluta en la que el sol desaparece 24 horas sobre 24. Al salir del ferry en el que, precedidos por un barco rompehielos, han cruzado la lengua de mar congelado que separa Copenhague de Oslo, un policia inspecciona los clavos de las tres motos, la X Challenge 650, la GS 80 y la 1200 Adventure. Sin ellos hubiesen tenido que volver la grupa de sus monturas. No se circula en moto por Noruega en febrero sin ruedas claveteadas. Han avanzado tras quitanieves que no usan palas sino aspas de ventilación que prácticamente deshacen la nieve. Pero curiosamente el manto blanco que lo cubre todo no es lo peligroso, lo incierto, lo que te agarrota sobre el manillar. La nieve, siempre traicionera y de alma negra oculta un hielo atávico y ancestral, una costra inmensa y resbaladiza. Todo va bien mientras no escuchas el sonido de los clavos. En cuanto oyes el primer repiqueteo todos tus músculos se erizan porque es la señal de que la nieve desapareció y ¿qué rayos puedes hacer tú con tu máquina apoyada sobre decenas de tornillos que dan vueltas sobre una superfice que no ofrece agarre posible? El cuerpo entero se tensa. Tampoco sirven de nada los esquís que has acoplado a tu moto. En realidad, ni siquiera son de gran utilidad sobre la nieve. Bajos del todo, dejan a la rueda con la risa floja, como flotando. Si los elevas un poco resultan más interesantes. Más que nada para hacer macanudamente el gamba. Como en las pistas de arena de las competis de 'dirty track': tumbas, el esquí se clava y trazas ochos en la nieve... Sea como fuera, has llegado a Spigbester, 71º 10'N, 34º24'S, 25º50'E, 18º30' Oeste. Hay motos rusas, sidecars, Vespas capaces de lo infinito, Triumph y HP2 preparadas al límite legal. Llegaste a Kristall. Eres Joselu Azanza, Alberto Fdez Lommen y Alberto Romero. Cuando hace diez días saliste de Donostia, también nevaba.