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Mucho antes de subir a los altares, en vida propia de San Cilindrín obró
éste grandes milagros que dan idea de la gloria del santo.
¡La conversión de Malaquías del Tubarro!
Era malaquías un mal cristiano que se dedicaba a estripar llevando su
pobre Sportster siempre en la linea roja del cuentarrevoluciones, echándole
aceite de oferta del super, no pasando ni una triste revisión y
limpiándola sólo cuando Dios se compadecía de la máquina y le enviaba
una lluvia para librarla de la porquería con que su dueño la oprobiaba.
Dedicose un día el mal Malaquías a ir de Medina del Campo hasta Sant
Pere de Roda a 200 de crucero, pues chapuceramente había trucado su
máquina. A mitad del camino, la desdichada máquina no pudiendo mas
entregó su alma a Dios y gripó el motor.
Diose cuenta entonces Malaquias de cuan grande había sido su falta, y
viendose privado de su montura empezó a llorar desconsolado. Fué en ese
momento cuando San Cilindrín apareció. Viendo que el arrepentimiento de
Malaquias era sincero, nuestro santo se encomendó a los apóstoles
Schwantz y Rayney (que luego serian San Kevin y San Wayne) y obrose el
milagro.
Empezó de nuevo el motor a zumbar dulcemente y así por la gracia y obra
de San Cilindrin pudo Malaquias mantener su montura con tan sólo las
herramientas de fábrica hasta los 325.000 kilómetros.
!De como San Cilindrín confundió al maligno
No pudiendo el maligno soportar la gracia de Dios que adornaba a San
Cilindrín, decidió tenderle mortifera trampa que pusiera su alma en
pecado mortal.
Por tres veces intentó el maligno dar caza a San Cilindrín. La primera
se apareció en color verde oscuro y adornado con tres cuernos. La
segunda en el país de los antiguos vascones aparecióse de color rojo, y
finalmente en tierras del conde de Barcelona mostróse de color azul.
Por tres veces intentó el maligno fotografiar la velocidad de San
Cilindrín, pero por tres veces se obró el milagro y en la fotografía el
maligno vio confundida la matrícula de San Cilindrín con la aparición
milagrosa de la santa faz de Alex Criville, obispo de Jerez, en el lugar
de las letras y los números.
Y así fué como en los centenares de miles de kilómetros que hizó nuestro
santo, jamás fué denunciado por infracción alguna ni dió parte de
siniestro, descomunal milagro que refuerza la fe que en el tienen sus
devotos.
!De como San Cilindrín sació a los fieles
Congregaronse los fieles de todos los reinos en una gran concentración
motera, pero llevados por su entusiasmo olvidaron toda intendencia. Fue
así como a la llegada de San Cilindrín a lomos de su bendita montura los
fieles le dijeron: "que haremos? somos miles y solo nos quedan tres
frankfurts y cinco latas de cerveza".
Encomendose San Cilindrín a Dios todopoderoso, y la solicita plegaria
del santo conmovió al altísimo, que de forma milagrosa envió un rayo que
abrió las tierras e hizo brotar un inagotable manantial de cerveza, y
envió al mismo tiempo una legión de ángeles en Harley Vespinson a repartir
pizzas a los moteros allí congregados.
Y así los fieles loaron la munificiencia del altísimo, por obra y gracia
de San Cilindrín.
Mucho antes de subir a los altares, en vida propia de San Cilindrín obró
éste grandes milagros que dan idea de la gloria del santo.
¡La conversión de Malaquías del Tubarro!
Era malaquías un mal cristiano que se dedicaba a estripar llevando su
pobre Sportster siempre en la linea roja del cuentarrevoluciones, echándole
aceite de oferta del super, no pasando ni una triste revisión y
limpiándola sólo cuando Dios se compadecía de la máquina y le enviaba
una lluvia para librarla de la porquería con que su dueño la oprobiaba.
Dedicose un día el mal Malaquías a ir de Medina del Campo hasta Sant
Pere de Roda a 200 de crucero, pues chapuceramente había trucado su
máquina. A mitad del camino, la desdichada máquina no pudiendo mas
entregó su alma a Dios y gripó el motor.
Diose cuenta entonces Malaquias de cuan grande había sido su falta, y
viendose privado de su montura empezó a llorar desconsolado. Fué en ese
momento cuando San Cilindrín apareció. Viendo que el arrepentimiento de
Malaquias era sincero, nuestro santo se encomendó a los apóstoles
Schwantz y Rayney (que luego serian San Kevin y San Wayne) y obrose el
milagro.
Empezó de nuevo el motor a zumbar dulcemente y así por la gracia y obra
de San Cilindrin pudo Malaquias mantener su montura con tan sólo las
herramientas de fábrica hasta los 325.000 kilómetros.
!De como San Cilindrín confundió al maligno
No pudiendo el maligno soportar la gracia de Dios que adornaba a San
Cilindrín, decidió tenderle mortifera trampa que pusiera su alma en
pecado mortal.
Por tres veces intentó el maligno dar caza a San Cilindrín. La primera
se apareció en color verde oscuro y adornado con tres cuernos. La
segunda en el país de los antiguos vascones aparecióse de color rojo, y
finalmente en tierras del conde de Barcelona mostróse de color azul.
Por tres veces intentó el maligno fotografiar la velocidad de San
Cilindrín, pero por tres veces se obró el milagro y en la fotografía el
maligno vio confundida la matrícula de San Cilindrín con la aparición
milagrosa de la santa faz de Alex Criville, obispo de Jerez, en el lugar
de las letras y los números.
Y así fué como en los centenares de miles de kilómetros que hizó nuestro
santo, jamás fué denunciado por infracción alguna ni dió parte de
siniestro, descomunal milagro que refuerza la fe que en el tienen sus
devotos.
!De como San Cilindrín sació a los fieles
Congregaronse los fieles de todos los reinos en una gran concentración
motera, pero llevados por su entusiasmo olvidaron toda intendencia. Fue
así como a la llegada de San Cilindrín a lomos de su bendita montura los
fieles le dijeron: "que haremos? somos miles y solo nos quedan tres
frankfurts y cinco latas de cerveza".
Encomendose San Cilindrín a Dios todopoderoso, y la solicita plegaria
del santo conmovió al altísimo, que de forma milagrosa envió un rayo que
abrió las tierras e hizo brotar un inagotable manantial de cerveza, y
envió al mismo tiempo una legión de ángeles en Harley Vespinson a repartir
pizzas a los moteros allí congregados.
Y así los fieles loaron la munificiencia del altísimo, por obra y gracia
de San Cilindrín.