Que si. Que habrá motos con mucho más caché y más historia, que habrán cruzado el polo o batido el record de velocidad en los desiertos de los Mormones. Pero nosotros tenemos nuestras motos de leyenda: Las que nos hacían babear de pequeñitos y no tan pequeñitos. Las que un hermano mayor de un amigo tenía y, si un día te sonreían los hados, a lo mejor te daba una vuelta o incluso te dejaba pilotarla en torno a la manzana…
Y una de esas leyendas fue la brutal RD350: 63 CaVallazos para sus 144 kilos de peso le otorgaban un caracter que la hicieron merecedora del tétrico sobrenombre de “la viuda negra”. Pero anda que no era bonita ni nada. Y lo que andaba…
Curiosamente ese es un segmento cada vez más desierto: Motos entre 250 y 600 centímetros cúbicos. Salvo honrosísimas excepciones como la versatil GS500, poco queda para el que quiere dar el salto desde el scooter pero no quiere enfrentarse a una superdeportiva…
Me encanta su sonido irregular. Parece que pueda oler su olor a aceite en sus tubos de escape. Cuando antes las motos olian a aceite. Hais que tiempos!!