Servir una cerveza es todo un ritual. El modo de preparación de una caña o de cuidar las botellas influye en el sabor final y condiciona el disfrute de esta bebida.
Almacenaje: guarde la cerveza en lugares oscuros; la luz tiene un efecto negativo sobre el gusto.
La temperatura ideal: es de 6 a 10ºC para las cervezas rubias, y entre 8-10ºC para las negras. La cerveza no debe enfriarse o calentarse rápidamente, ya que su sabor se distorsiona. Los congeladores y el agua caliente son tabú. Si su cerveza es turbia o nebulosa, la temperatura de almacenaje era demasiado baja.
Tirar el preciado líquido: antes de servirse hay que refrescar el vaso bajo un chorro de agua fría, para evitar la formación de burbujas. Como norma las cervezas de calidad deberán servirse con el vaso recto, con decisión y echando el líquido en el centro de la copa hasta que se forme una buena cabeza de espuma. a continuación se puede inclinar un poco la copa o servir más despacio. Con las cervezas de trigo y las embotelladas con tapón de corcho, conviene ser menos agresivo y verterla sobre un lateral, ya que tienden a tener más espuma de lo normal. Es muy importante que el vaso no contenga restos de detergente o grasa, que harían desaparecer la cabeza de espuma y que se sirva toda la botella de una sola vez. Si la cerveza contiene sedimento, conviene dejar dos centímetros sin servir, para que no se enturbie. una cerveza bien servida tendrá un color brillante y un aspecto espumoso, con corona de espuma de 2 a 3 centímetros. esta espuma debe de ser fina y persistente, de modo que se adhiera al vaso. la cerveza deberá tomarse enseguida para su mejor apreciación, excepto algunas variedades, que necesitan un período de reposo.
LA ESPUMA: La espuma o giste dice mucho. Por ejemplo, si flota por encima, como un elemento aparte, existen posibilidades de que haya sido estabilizada artificialmente. Una espuma tupida y media ( o persistente ) se adhiere a la cara interior del vaso, dejando una huella a cada sorbo.
Según su textura puede ser:
Espumosa: como las cervezas blancas de trigo.
Tupida: como la que tienen las cervezas de tipo Pilsener.
Compacta: que casi se podría sacar con un dedo, como la de las trapenses, o cremosa, como la de las cervezas de barril ( stout ) irlandesas.
Fugaz: como la de las cervezas blancas o las lager.
Media: como la de las cervezas pilsener.
Prolongada: De este tipo la Guinness, que mantiene su espuma hasta el final.